Aquí estoy, he vuelto, la desaparecida no lo está tanto.
Es cierto, que andaba un poco perezas en esto de escribir en el blog y ayer estuve pensando en el motivo.
Y como siempre que se medita en un tema un rato, o dos docenas de ratos (que aquí iluminadxs pocos), pues aparece la solución o el motivo.

Al igual que en los comics, se enciende una bombilla justo sobre el chakra corona y ¡zas!, toma respuesta. Aunque claro, el primer dibujante que usó ese recurso igual sabía que ahí está nuestra conexión con nuestro ser superior o como tú quieras llamarlo.
- Ainhoa, que eso no existe.
- Tú a lo tuyo bonito- que diría uno que yo conozco.
A ver si a estas alturas de la vida alguien me va a tener que decir en qué creo y en qué no.
El otro día, le oía decir a Lola, que ya lo de Lolita no lo veo, sí la hija de Lola Flores, esa misma.
Bueno, pues decía que ya no le quedaban 50 años para vivir, que como mucho mucho y si todo iba bien, a lo mejor 30. Consecuencia, no le quedaba tiempo para perderlo en chorradas.
Pues eso, que lo más valioso que tenemos es el tiempo y si no te gusta lo que escribo, pues favor para ambos, no lo leas.
Yo no pierdo el tiempo escribiendo sobre cosas que tú quieras leer y tú no lo pierdes leyendo algo que no te interesa.
Porque sí, ese estaba siendo el problema, no estaba siendo yo misma.
A ver, que los últimos temas tratados me molan un montón, pero intentaba ser un poco más seria, poco eh, tampoco nos pasemos, pero es que ese poco, pues mira, que tampoco.
Que si en un momento dado en la vida hay que ponerse serio, pues uno se pone, pero en mi casa, no señorxs, en mi casa escribo como a mí me salga de la cuchufleta que ya tiene sus 49 añazos y no está para tontuneces de adolescentes dramáticos.
Y vuelvo al tema del tiempo.
Es escaso, de hecho, ni siquiera sabemos cuánto tenemos. Y hablo de este plano, de esta vida y puede que hasta de esta reencarnación.
Sobre esto, ya daré mi opinión otro día. De hecho, seguramente, debatiré con ciertas amigas sobre ello para sacar más conclusiones.
Entre brujas anda el juego.
Ale, ya puedes dejar de leer.
Deja de perderlo, el tiempo digo, con la dignidad tú sabrás lo que haces, bastante tengo con la mía que no sé ni dónde la he puesto. Creo que la perdí el día que hice la croqueta con sombrero y todo (aquí para saber de lo que hablo).
Yo pierdo mucho el tiempo y me cabrea. Y luego pierdo energía porque estoy cabreada.
Las cosas van a cambiar. Aquí lo digo públicamente, para quien quiera que esté leyendo esto a estas alturas.
Se acabó el perder el tiempo en ser quien los demás esperan que sea, esto es lo que hay. Si te gusta, perfecto, si no, pues dos opciones, o te quedas a ver qué pasa aunque no te guste, o te vas.
Pero, por favor, no pierdas el tiempo en nada que no sea un maldito SÍ, POR SUPUESTO.
Y hasta aquí mi vuelta.
A partir del martes que viene, prometo (y no como aquél que prometía pero tuvo que dimitir) que seré yo misma, para lo bueno y para lo malo, en la salud y en la enfermedad, ay coño que eso es otra cosa…
En fin, que no sé lo que pasará, pero reírnos nos vamos a reír. Eso, señorxs, garantizado.
Chim Pum. Esta se la debía a M. y no me iba a ir sin decirlo.
Una respuesta a “Para lo bueno y para lo malo”
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