Esta última semana he decidido actualizarme. Yeah.
Tecnología blockchain, protocolo DEFI, Chat GPT4o… su madre. Se distrae una un poco y vuelve al Pleistoceno.

En primer lugar, volver al siglo XXI no ha sido nada fácil.
He tenido que seguir el hilo de una madeja llena de vocabulario nuevo y formas de hacer nuevas.
En segundo lugar, volver al siglo XXI me ha provocado cierto gustirrinín.
¿No me vais a decir que leer una noticia sobre tecnología o finanzas y enteraros de todo, no es enormemente satisfactorio?
O darle un zas al cuñado de turno, lo mismo da.
Satisfactorio.
A ver, no tengo ninguna intención de explicaros nada de todo ese rollo.
No obstante, rollo imprescindible para estar actualizado.
Y, a eso voy.
Necesitamos estar actualizados.
Nos guste o no.
Lo dije en una entrada anterior (aquí para echarle un ojo).
Y en aquél momento, teníamos una versión de la IA mucho más sencilla.
¡Y sólo han pasado tres meses!
Vivimos en el S.XXI.
Necesitamos movernos con cierta agilidad por el sistema.
Bueno, si no te apetece, no.
Luego no llores si no sabes de qué te hablan.
Un ejemplo. Ya sabéis que yo soy muy de ejemplos.
Cada vez todo está más automatizado.
Seguridad Social, cita a través de la App, expediente electrónico, etc.
Dirección General de Tráfico, SEPE, TGSS, Universidades, Hacienda… todo desde casa, sin moverte.
Una maravilla.
Si sabes usar la tecnología, claro.
En caso contrario se desata una tormenta.
Entre «qué se piensan que todo el mundo sabe usar esto», el «cada vez contratan menos gente» o el «cada vez trabajan menos» pues se pasa la mañana.
A ver, yo no te digo que un señor de 80 años tenga que estar al día.
Puede estarlo.
De hecho, creo que esa frase es discriminatoria y un prejuicio mío.
No la borro porque quiero que conste.
Hay personas con 80 años que tienen mucho más interés por aprender que algunos de 30, 40 o 50 y si me apuras de 15.
Pero los de 15 en tecnología al menos suelen estar al día.
Todo lo nuevo nos da pereza, miedo, vergüenza, inseguridad.
Cada cual que elija su emoción.
Pero ahí seguimos, aferrados a una emoción que nos resulta más cómoda que ponernos a aprender algo nuevo.
A mí me daba pereza e inseguridad.
Pero aquí estoy. Actualizada.
No digo que sea una experta, pero, por lo menos, sé por dónde me da el aire.
Insisto, quien no quiera que no se actualice.
Yo sólo opino.
El sistema manda.
Chim pum.